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CÓMO AFRONTAR LA TRANSFORMACIÓN DIGITAL DE TU EMPRESA
En este post voy a explicarte, desde la experiencia acumulada, qué pasos puedes dar si quieres abordar la transformación digital de tu empresa.
Define el alcance de lo que quieres hacer:
Es muy importante que tengas claro para qué vas a digitalizar tu empresa. No es lo mismo realizar cambios en determinados productos para ponerlos en ‘modo digital’, a que te atrevas a transformar el modelo de negocio para adaptarlo a la nueva economía. En función de la respuesta a ese ‘para qué’, podrás empezar a dar pasos y determinar qué, quién y cómo lo vas a hacer.
Analiza el estado de situación:
Mucha gente piensa que la transformación digital depende fundamentalmente de la tecnología y no es así. Normalmente existen tres palancas del cambio que hay que tener en cuenta: los procesos y productos, la tecnología aplicada y las personas, y la cultura. De ellos, esta última es la más crucial. Para hacerte una idea de su importancia, imagínate que adoptas procesos y productos digitales y que estos son gestionados y comercializados por trabajadores analógicos. ¿Es una situación sostenible? La respuesta es no. Pero no sólo es la palanca más importante, es también la más difícil de mover.
Diseña tu road map:
El viaje de la transformación digital no es un viaje de conquista, es de descubrimiento. Hay que ser ambicioso pero realista. Empieza a caminar hacia los objetivos que has definido. En esta fase de diseño haz participar a personas que puedan aportar creatividad e innovación, empieza a ordenar acciones en función de stakeholders o grupos de interés, e intenta armar proyectos digitales que abarquen al mayor número de ellos. Plantéate pequeños entregables (‘quick wins’) sin esperar a cumplir absolutamente todos los requisitos y dilatar el time to market. Así pues, busca lo que se denomina mvp (minimum viable product), tu mínimo producto viable, y después escala en versionados.
Adopta una metodología de trabajo y apuesta por ella:
Ten en cuenta que vas a iniciar un camino lleno de complicaciones en el que vas a necesitar tus más altas cotas de resiliencia. Para no desfallecer y mantener la tensión, define muy bien la funcionalidad esperada de cada proyecto, nombra el mejor project manager y un equipo que balancee los aspectos tecnológicos y los funcionales. Acuérdate de que en la gestión de proyectos un concepto sobresale por encima de los demás: la agilidad. Como dice Xavier Marcet “la agilidad busca atajos responsablemente, usando automatismos y simplificaciones, que permiten avanzar más rápido sin conculcar la esencia que inspiró los procesos”. Para conseguirlo utiliza metodologías de diseño participativo (design thinking) o Agile (Scrum, KanBan, DevOps, etc).
Dedica el tiempo necesario a la gestión del cambio:
Cambiar a una persona no es fácil, cambiar a una organización es una tarea titánica. En mi experiencia, la acción más relevante es replantearse si la cultura de empresa que en estos momentos tienes es la apropiada para afrontar un proceso de este tipo (el tamaño de la brecha cultural). El problema del cambio cultural es que no se puede abordar directamente, es decir, tú no puedes decidir que vas a cambiar la cultura de tu empresa, publicar una circular, y pretender que ese cambio se produzca sin más. La cultura de empresa se asienta en una serie de valores y se sostiene en conductas y comportamientos que los empleados mantienen. Por lo tanto, sólo puedes gestionar el cambio modificando dichas conductas, mediante proyectos que afecten a los modelos de liderazgo y de desempeño.